
Cristina ha cocinado pollo a la Coca-Cola y estaba riquíiiiisimo.
Acompañados de una barra de pan que poco a poco ha desaparecido nos hemos hinchado de nuestra carne favorita (por ser la más barata).
Si hubiera venido alguien más, pues lo habríamos invitado.
Y ahora tenemos un sueño increíble...